• Dólar
  • BNA $889 ~ $889
  • BLUE $1005 ~ $1005
  • TURISTA $1422.4 ~ $1422.4

25 C ° ST 25.03 °

Unión Radio 91.3 en vivo

Miles de británicos desfilan ante el ataúd de la reina Isabel II en el hall de Westminster

Los asistentes a la capilla ardiente soportaron una cola kilométrica de horas, obligados a llevar cuanta comida y agua les entrara en una bolsa pequeña. Los controles de seguridad son propios de un aeropuerto al ingreso de la sede del Parlamento.

15 Septiembre de 2022 09.02

Miles de personas desfilaron durante toda la madrugada de este jueves en Londres ante los restos mortales de Isabel II, la única reina que la mayoría conoció, y una figura que gozó del afecto casi unánime en su país.

“Debemos a la reina haber estado ahí durante todas nuestras vidas”, comentó Andrew Clyde, de 53 años, un norirlandés llegado de Belfast (oeste), para visitar la capilla ardiente de la monarca, que será accesible al público hasta la madrugada del lunes 19 de septiembre.

Isabel II murió el jueves 8 de septiembre a los 96 años tras 70 de reinado. El féretro con sus restos se instaló en Westminster Hall, la sección más antigua del Parlamento, una sala majestuosa del siglo XI que es el embrión institucional del Reino Unido.

Los asistentes a la capilla ardiente soportaron una cola kilométrica de horas, obligados a llevar cuanta comida y agua les entrara en una bolsa pequeña, y los controles de seguridad propios de un aeropuerto a la entrada del Parlamento.

Los controles de seguridad son propios de un aeropuerto al ingreso de la sede del ParlamentoLos controles de seguridad son propios de un aeropuerto al ingreso de la sede del Parlamento

“Es lo mínimo que podemos hacer”, sostuvo Adam Armendáriz, un director de ventas de una empresa londinense, acompañado de unos colegas.

El clima soleado, un raro fenómeno en Londres, fue propicio para la ocasión.

Homenajes a la reina Isabell IIHomenajes a la reina Isabell II

Carmen Martínez, una abogada colombiana casada con un británico y embarazada de siete meses de su primer hijo, explicó que se sentía “bien” participando en esta manifestación de duelo.

“Representa todo” en el país. Es como la abuela de todo el mundo”, sostuvo Martínez.

Los asistentes a la capilla ardiente soportaron una cola kilométrica de horas, obligados a llevar cuanta comida y agua cupiera en una bolsa pequeña, y los controles de seguridad propios de un aeropuerto a la entrada del Parlamento. Los asistentes a la capilla ardiente soportaron una cola kilométrica de horas, obligados a llevar cuanta comida y agua cupiera en una bolsa pequeña, y los controles de seguridad propios de un aeropuerto a la entrada del Parlamento.

Durante los próximos cinco días, cientos de miles de británicos y visitantes, hasta 750.000 según la prensa, pasarán por una capilla ardiente abierta casi ininterrumpidamente hasta la madrugada del 19 de septiembre, día en que tendrá lugar el funeral de Estado en la Abadía de Westminster y el entierro en la capilla Jorge VI del Castillo de Windsor.

El gobierno advirtió a los asistentes que podrían tener que esperar 30 horas en una fila de hasta 10 km que transcurre por el centro de la ciudad a lo largo del río Támesis. “Tengan en cuenta esto antes de decidir asistir o traer a niños”, advirtió Downing Street.

Más de 100 dignatarios y otras personalidades tienen previsto asistir al “funeral del siglo”, como el presidente estadounidense, Joe Biden, el brasileño Jair Bolsonaro, el rey de España, Felipe VI y su padre Juan Carlos I.

El entierro de la soberana que vio pasar a 15 primeros ministros --el primero, Winston Churchill, nacido en 1874 y la actual, Liz Truss, nacida en 1975-- tendrá lugar el mismo día en Windsor en una ceremonia privada.. Mientras tanto, Carlos III se instala en el poder con una gira por las cuatro regiones del Reino Unido -Gales, Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte-, pero sus primeros pasos no están exentos de polémica, como durante su visita el martes a Belfast.
Unas imágenes mostraban al rey perdiendo los nervios con una pluma utilizada para firmar en el libro de honor y que parecía perder tinta. “¡Oh, dios, lo odio! No puedo soportar esa maldita cosa”, exclamó el rey, dando pie a acusaciones de irascible.