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Bienestar

Redes Sociales: Los efectos negativos que causan en los adolescentes y que no conocías

Un uso sano de internet y las redes requiere de una intervención activa de los adultos y los equipos transdisciplinarios de salud.

03 Enero de 2024 23.24

Las redes sociales se presentan como estructuras formadas por personas u organizaciones que se conectan a partir de intereses comunes. Permiten establecer conexiones a escala global con otras personas, aprender y transmitir conocimiento a la vez que ofrecen multitud de oportunidades a nivel laboral.

“Sin embargo, pueden tener gran impacto en las emociones de las personas. Es necesario detectar de manera temprana adolescentes que sufren aislamiento social, insomnio y alteraciones del sueño, depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria y falta de atención”, dice la doctora Elisabeth Domínguez (M.N. 76.535), directora del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas de la UBA.

Esto a su vez se traduce muchas veces en un fracaso escolar. Las familias suelen transmitir frecuentemente que sus hijos pasan largas horas dentro de sus habitaciones “conectados” a las redes sociales.

Así, abandonan sus tareas escolares, saltean comidas, denotan apatía e irritabilidad a la hora de comunicarse o transmitir sus pensamientos o emociones, estados de ánimo ambivalentes y, en ocasiones, distorsionan la percepción entre el mundo real y el virtual, hasta llegar a situaciones de violencia generadas por el uso abusivo de redes.

“Muchos son vulnerables a sufrir ciberbullying, grooming, sexting y adicción. Corren riesgo de conectarse con extraños, a expensas de perder el contacto y las relaciones familiares y sociales”, plantea la experta y agrega que puede producirse en ellos una pérdida de la privacidad y el surgimiento de algunas conductas disruptivas a nivel emocional por la sobreexposición.

 

El rol de los influencers en las redes

 

Es común en los niños y adolescentes que se trastoquen juicios de valor, creencias e ideales ante la admiración de líderes o influencers en las redes, especialmente. También se presenta en ellos el fenómeno FOMO (en inglés, “fear of missing out”), que se define como un tipo de ansiedad generalizada por el temor a perderse un evento social o cualquier otra experiencia, especialmente actividades promocionadas en las redes sociales.

“Esta necesidad ineludible de estar conectados a diferentes redes sociales como Facebook, TikTok, Instagram, Twitter, WhatsApp y otras, representa un fenómeno actitudinal de la actual sociedad globalizada y fuera de todo rango etario”, afirma Domínguez.

Además, existe preferencia por la comunicación en línea ausente del lenguaje no verbal, expresiones faciales y gestos, lo que pone en riesgo la capacidad de reconocer y dar sentido a las propias emociones y a la de los otros, en detrimento de la “empatía”.

“Para prevenir estas situaciones, deben realizarse acciones orientadas a fomentar hábitos de vida saludables, que aborden el consumo de las redes y la vida más allá del mismo: una alimentación equilibrada y completa en nutrientes; práctica de deportes y uso productivo del tiempo libre en hobbies, pasatiempos y actividades sociales; un descanso y sueño reparadores; la implementación de estrategias y técnicas de estudio que hacen más eficientes los aprendizajes; el cuidado del cuerpo y la salud como una entidad biopsicosocial”, enumera la especialista.

 

Sobre el uso de internet y las redes sociales

 

En lo que respecta específicamente al uso de Internet y las redes sociales, fomentamos la acción de debatir entre adolescentes y adultos sobre las ventajas que puede proveer su utilización, teniendo en cuenta la cantidad de horas de exposición, así como también analizar los contenidos que se exponen para tener una mirada crítica de los mismos.

“Desde los centros de salud promovemos un trabajo transdisciplinario, que abarca consultorios especializados en Clínica, Ginecología, Nutrición, Psiquiatría, Psicología, Psicopedagogía y Trabajo social”, señala Domínguez.

Un consumo sano de internet y las redes sociales es posible y el camino para lograrlo es en equipo: donde los adolescentes y las familias participan activamente y reciben acompañamiento de los equipos de salud.