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Teresa Laborde, la mujer que nació en cautiverio en la dictadura: “El juicio de 1985 no fue tan ejemplar”

Se trata de la hija de Adriana Calvo, la primera sobreviviente que declaró en el Juicio a las Juntas Militares. Además, hicieron declaraciones al respecto los cuatro jueces vivos que condenaron la dictadura.

17 Noviembre de 2022 01.34

Después de las repercusiones que generó Argentina 1985, la película de Santiago Mitre y Mariano Llinás que retrata el juicio a las Juntas Militares, participó como invitada Teresa Laborde Calvo, la bebé que nació en cautiverio y cuya historia conmovió a todos. También estuvieron los cuatro jueces vivos presentes en el piso de A Dos Voces (TN).

“Es muy fuerte escuchar a mi mamá, pero también es muy fuerte saber que hubo miles de bebés que nacieron en las mismas condiciones”, expresó mientras se proyectaba la declaración de Adriana Calvo, la primera sobreviviente testigo del juicio.

En ese sentido, sostuvo: “Este juicio de 1985 no fue tan ejemplar, condenaron a muy pocos. Hubo 600 centros de detención en el país y al día de hoy hay un solo militar y medio detenido”. Recordó, asimismo, la lucha de su madre: “Mi mamá se quejaba de cómo no se empezó de abajo hacia arriba, siempre se preguntó por qué solo se juzgó a las cúpulas”.

Teresa detalló que después del juicio, su familia continuó recibiendo amenazas en su casa: “Recibíamos valijitas como las de la película porque todos seguíamos exigiendo una justicia real. El juicio fue muy importante a nivel simbólico”.

“Para mí, la película fue un alivio porque por fin alguien habla del juicio. Se condenó a las primeras juntas, pero dejó impune a todo el resto”, manifestó y agregó: “Además, vino con el Punto Final y la ley de Obediencia Debida atrás. Había 300 militares más para imputar y solo entregaron 3, ahí se negoció”.

“Si realmente hubieran ido todos presos y además hubieran investigado en la pata eclesiástica, empresarial y civil, hoy tendríamos otro país. Sin tanto hambre, sin gatillo fácil y sin tanta complicidad. Yo trabajo mucho en los barrios carenciados y hoy, para mí, el terrorismo de Estado está en el hambre que tienen los chicos en esos barrios, en las desigualdades. Es lo que ellos estaban buscando”, aseguró.

 

La palabra de los jueces que condenaron a la Junta Militar en A dos voces

 

Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz, León Arslanian y Guillermo Ledesma también se sumaron a TN y recordaron cómo fue el histórico fallo: “Si no actuábamos rápido, no había juicio”, coincidieron.

En ese sentido, Ledesma se refirió al indulto que recibieron los exmilitares a cargo de la dictadura: “Después de eso tenía miedo de que viniera el monumento a Videla y a Massera”. Respecto a la película, dijo: “Me pareció buena. La virtud es haber revivido el tema del Juicio que parecía apagado”.

Los cuatro jueces vivos que condenaron a la Junta Militar. (Foto: Captura TN)
Los cuatro jueces vivos que condenaron a la Junta Militar. (Foto: Captura TN)

Para Gil Lavedra, “Alfonsín está desdibujado en la película”. Además, cuestionó el criterio de los productores: “Me hubiera gustado que recordaran los indultos. Si hubieran querido, podrían haber hecho un producto con más apego a la verdad histórica”.

“Si van a hacer una ficción, no pueden poner las 3/4 partes de la realidad y 1/4 de ficción. No me gustó”, opinó Arslanian. Por el contrario, el exfiscal Luis Moreno Ocampo afirmó que “la película está muy bien” y sostuvo: “Cada día era un problema. Los testigos convirtieron a la gente. Sin el juicio no hubiese habido democracia”.

 

El calvario que vivió Adriana Calvo

 

Corría el año 1977, Adriana Calvo era física, investigadora y militante del gremio de los docentes de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Vivía en Tolosa junto a su marido, Miguel Laborde, y sus hijos. Por aquel entonces esperaban al tercer bebé de la familia.

El 4 de febrero Miguel había ido a trabajar, ambos eran docentes en la UNLP. Ella, en cambio, se había quedado con su hijo de un año y medio que tenía varicela. En tanto, la hija mayor del matrimonio se había quedado a dormir en lo de sus abuelos por primera vez.

Eran solo Adriana y el pequeño cuando una patota irrumpió en la casa. A ella le ataron las manos y le vendaron los ojos para sacarla sin que viera nada, mientras que su hijo fue arrebatado de los brazos de un represor por una vecina al salir de la vivienda. Una vez subida al auto, la mujer padeció que se sentaran arriba de su panza de seis meses. Primero estuvo en la Brigada de Investigaciones de La Plata, luego fue trasladada al Destacamento de Arana, donde se enteró de que Miguel también había sido secuestrado.

Adriana Calvo junto a sus tres hijos. (Foto: Archivo)
Adriana Calvo junto a sus tres hijos. (Foto: Archivo)

Allí permaneció una semana hasta que la llevaron a la Comisaría 5° de La Plata. Asistió el parto de Inés Ortega de Fossati y para fines de marzo, los secuestradores aseguraron que la iban a liberar porque “no querían otro nacimiento ahí”. Sin embargo, pasaban los días, se acercaba la fecha de nacimiento de la bebé y ella seguía secuestrada.

 

El nacimiento de Teresa en cautiverio

 

Adriana empezó con el trabajo de parto el 15 de abril. “Comenzó alrededor de las 7 de la noche. Era mi tercer hijo, ya sabía que iba a nacer muy rápido. Las demás comenzaron a llamar nuevamente al cabo de guardia. Después de muchas horas, yo ya estaba prácticamente con contracciones de parto. Llegó un auto, un patrullero, me subieron y salimos. Adelante iban dos personas de civil, detrás iba una mujer que yo entiendo se trataba de Lucrecia, por la descripción que me habían hecho de ella las chicas. Era una mujer de flequillo, de pelo muy lacio negro y ojos muy grandes. Iba sentada junto a una ventanilla”, narró.

Iba acostada, con los ojos vendados y las manos atadas atrás. “No podía aguantar más, les pedía que pararan porque yo sabía que estaba por nacer”, detalló y recordó: “Les dije que me llevaran a un hospital. Me decían sí a todo, me insultaban. Lucrecia no hacía nada, el que manejaba y el que lo acompañaba se reía, me decía que era lo mismo, que igual me iban a matar, iban a matar al chico. Por fin, yo no sé ni cómo alcancé a sacarme la ropa interior para que naciera, realmente no lo recuerdo”.

Adriana dio a luz a Teresa en un patrullero. (Foto: Gentileza Clarín)
Adriana dio a luz a Teresa en un patrullero. (Foto: Gentileza Clarín)

En ese momento gritó que ya nacía la beba y, minutos más tarde, dio a luz a Teresa. Según reconstruyó, la recién nacida era muy pequeña y quedó colgando del cordón: “Se cayó del asiento. Estaba en el piso, yo les pedía por favor que me la alcanzaran, que me la dejaran tener conmigo. Con un trapo sucio ataron el cordón y seguimos camino”.

La bebé lloraba en el piso del auto, ella seguía todavía atada y sin ver hasta que llegaron al Pozo de Banfield. Allí la recibió el médico Jorge Bergés, quien cortó el cordón umbilical, le arrancó la placenta y la hizo a limpiar el piso. Luego pudo alzar a Teresa en brazos.

Después de 83 días, ambas finalmente fueron liberadas. El 28 de abril las dejaron ir, al igual que a Miguel.

 

Juicio a las Juntas

 

Ya en 1985, cuando se desarrolló el histórico Juicio a las Juntas Militares, fue la primera testigo en declarar ante la Cámara Federal porteña que juzgaba a los nueve comandantes. Además, fue una de las primeras sobrevivientes en conformar la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos (AEDD).

“Señor Presidente, ese día hice la promesa de que si mi beba vivía y yo vivía iba a luchar todo el resto de mis días porque se hiciera justicia”, manifestó en su declaración frente al tribunal. Su testimonio fue muy fuerte e hizo que muchas personas, como la madre del fiscal Moreno Ocampo, realmente comprendieran el horror vivido en los campos de concentración.

Adriana peleó por los derechos humanos hasta su muerte, en 2010. Teresa continuó su legado y hoy es querellante en el juicio que se lleva a cabo por los crímenes en los Pozos de Banfield, Quilmes y el Infierno.