“¿Jura usted por la Patria desempeñar fielmente el cargo de perro de asistencia judicial con destino al área Infanto Juvenil del Gabinete de Psiquiatría y Psicología?”, dijo la empleada del Poder Judicial de Neuquén, ante una sala repleta. En el centro, en medio de todos los aplausos, la flamante incorporación: “Oreo”, un perro terapéutico de raza labradoodle.
La tarea del animal, que “juró” en las últimas horas en el Salón de Usos Múltiples del gabinete pericial, será la de vincularse con los menores de edad que participan de una entrevista en Cámara Gesell, por ser víctimas o testigos en alguna investigación judicial.
“Elegimos esa raza porque son hipoalergénicos, no pierden pelo ni caspa, entonces el abanico de chicos con los que podemos trabajar es mejor”, contó el veterinario y adiestrador, Carlos Agudo, en diálogo con La Mañana de Neuquén.
Según explicó el médico, “Oreo” fue elegido a los 60 días de haber nacido por ser el cachorro más equilibrado de la manada. Y se trabajó a través del juego para que aprenda y refuerce conductas positivas.
La incorporación del perro forma parte de un convenio firmado entre la provincia y el Ministerio Tutelar de Buenos Aires, que se basa en la participación de animales como recurso terapéutico para ayudar a niños y adolescentes que deban declarar en las entrevistas en cámara Gesell, como víctimas o testigos. Su guía será una psicóloga, que le dará las órdenes cuando haga su intervención en etapas presenciales y virtuales.
Desde que se implementó el programa en junio de 2021, hubo marcados signos de disminución de la ansiedad y el miedo de los menores involucrados frente a la experiencia que implica tener que dar testimonio y exponer vulnerabilidades.
La presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Neuquén, María Soledad Gennari, agradeció la colaboración del Ministerio Público Tutoral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sostuvo: “Este desafío implica muchas cosas que nos van a permitir mejorar el acceso a la Justicia”.
Enfatizó que “el primer relato” de las víctimas y testigos es fundamental y valoró la necesidad de que los niños, niñas y adolescentes estén en un “ambiente confortable, seguro, comprensivo y restaurativo”.
