Uno de los policías que golpeó salvajemente a un hombre que había estacionado mal su camioneta en Rosario será pasado a disponibilidad al comprobarse que había consumido cocaína.

Así lo confirmó el examen de narcolemia al que fue sometido después del violento hecho ocurrido este martes en el microcentro de la ciudad santafesina. El otro oficial que participó de la golpiza, en cambio, no presentaba rastros de drogas.

Tarde de furia en Rosario: cómo fue el violento hecho

Todo comenzó cerca de las 14:30, cuando un joven estacionó su camioneta sobre la calle Mitre entre San Luis y la cortada Ricardone, un sitio donde está prohibido dejar vehículos, según publica La Capital, de Rosario.

Minutos después aparecieron en escena dos efectivos de tránsito que le hicieron una multa mientras el joven trataba de explicarles que había estacionado unos minutos, al parecer para dejar una mercadería.

Sin embargo, la discusión fue subiendo de tono y por eso los agentes de tránsito decidieron llamar a la Policía. Luego de unos minutos, finalmente llegaron hasta el lugar dos efectivos en moto.

Fue en ese momento que el joven infractor trató de escapar de la zona, y allí sí la disputa se fue a las manos. Los policías lo tiraron al piso y le pegaron, mientras las personas que transitaban por allí y los comerciantes se sumaron a la pelea.

Por este motivo, y en cuestión de minutos, la calle Mitre, a metros de San Luis, se transformó en una especie de ring, con trompadas, insultos y gritos contra el accionar de la fuerza de seguridad.

“El flaco está laburando y ustedes lo golpean y lo tratan como a un delincuente”, gritó enojado un hombre, al que de inmediato se sumaron otros.

A partir de ese momento, la tensión fue creciendo en medio de la indignación popular, y por eso llegaron más policías. Finalmente, el joven fue llevado detenido mientras la gente seguía insultando a los policías por lo que consideraba un exceso en el desempeño de sus funciones.

El accionar de los agentes de la fuerza de seguridad fue repudiado de inmediato por vecinos y comerciantes, que los hostigaron y les pidieron explicaciones en plena calle y en medio de ánimos muy exaltados.

El tumulto fue de tal magnitud que en la zona se tuvo que desviar el tránsito por la cantidad de gente agolpada en la vereda y en la calle para protestar por lo sucedido.