Sostuvo la mano de Esteban Bullrich y lo acompañó durante su conmovedor discurso en la Cámara Alta el jueves pasado, cuando entre lágrimas y en un clima de profunda emoción, anunció su renuncia por el avance de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). María Eugenia Sequeiros, pareja del exsenador, es contadora, madre de cinco hijos, y sostén de su marido no solo en la lucha contra la ELA, sino en una serie de decisiones tomadas a lo largo de su carrera como político.
“Vive todo esto con un estoicismo impresionante, y si bien tiene momentos de tristeza inmensa, toma mil decisiones por segundo, no solo relacionadas con el tratamiento de Esteban sino también con cosas domésticas y con la crianza de los cinco hijos”, djio una amiga de la familia Bullrich sobre Sequeiros.
“La fe le sale por los poros”, dijo una dirigente de Pro que tiene muy buena relación con la familia Bullrich. Todas las personas consultadas para esta nota la describieron como una persona muy católica y “muy aferrada a la fe”.
Deportista, criada en el barrio porteño de Belgrano, Sequeiros, de 48 años, es considerada por su entorno como un sostén espiritual para su marido. Siempre tuvo una presencia silenciosa pero que se hizo sentir muchísimo en muchas de las decisiones de su marido, aseguró una allegada a Sequeiros.
“Es directora de recursos humanos de una gran empresa que es su familia. No sé cómo le da el tiempo, las manos y la cabeza para todo”, dijo Julia Alemán de Arauz Castex, amiga íntima de Sequeiros.
Y remarcó que, pese a su personalidad “un poco naive y muy transparente”, “Uque” tiene “mucho sentido del humor” y que se dedica a escribir y recitar poesía. “Mezcla lo profundo con lo gracioso”, agregó Alemán Arauz de Castex.
La familia Bullrich compartió durante los últimos años su tiempo con la familia de Carlos Regazzoni y con la familia de Guillermo Dietrich. “Jamás estuvo detrás de Esteban, siempre, desde el día uno, está al lado”, dijo en diálogo un dirigente político muy cercano al ex senador, aunque remarcó que Sequeiros siempre optó por mantener un bajo perfil.
Sequeiros y Bullrich se conocieron cuando ambos trabajaban en la empresa Alpargatas. Ella formaba parte de los asuntos contables de la empresa y él, que se licenció en Sistemas y Computación, estaba en la parte de cómputos.
Hasta hace poco tiempo Sequeiros manejaba ad honorem la contaduría de la organización que planifica las peregrinaciones de la Inmaculada Madre, en Salta. Y fue ella quien motivó la peregrinación hacia la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, en Salta, popularmente conocida como la Virgen del Cerro, junto a un grupo de casi 200 personas, entre amigos y familiares, que acompañaron a Bullrich.
Hasta que Bullrich empezó a atravesar la ELA, él y su familia pasaban los fines de semana en el Club CUBA, del que el padre de Sequeiros es socio histórico. Ayer Bullrich y Sequeiros estuvieron sentados en la tribuna del Club Atlético de San Isidro (CASI), donde CUBA y el San Isidro Club (SIC) se enfrentaron en un partido de rugby.
A través de la aplicación Hablalo, que facilita la comunicación a personas con dificultades en el habla, el senador comunicó su renuncia ante el Congreso y rápidamente se quebró en llanto. “Esta decisión la tomo con todo el dolor del mundo”, admitió el senador, mientras Sequeiros le sostenía la mano. Cuando regresó del Senado a su casa, un grupo de vecinos lo esperaban para brindarle un homenaje.
El exministro de Educación del gobierno de Mauricio Macri ganó una banca en el Senado por la Provincia de Buenos Aires en 2017, cuando venció a Cristina Kirchner en las urnas. Antes de presentar su renuncia. que se consumó el día que juraron los nuevos senadores, presentó un proyecto de ley de inclusión educativa. En el discurso en el que aceptó su renuncia, pidió que se tratara sobre tablas esta iniciativa que busca garantizar el acceso a una educación inclusiva y de calidad para todos los niños, niñas y adolescentes del país. Tiene 15 artículos. Su banca será ocupada, de ahora en más, por el exjefe de asesores de Mauricio Macri José María Torello. (Fuente La Nación)
